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EL PAÍS

Una mujer para dinamizar la justicia militar

La general de dos estrellas Begoña Aramendía se estrena como primera presidenta del Tribunal Militar Central con la tarea de desencallar cientos de recursos pendientes por la parálisis del Consejo General del Poder Judicial

La general Begoña Aramendía , presidenta del Tribunal Militar Central, el pasado día 15 en la sede del tribunal.

Begoña Aramendía Rodríguez de Austria nació en Sidi Ifni hace justo 60 años, cuando la ciudad de la costa sur de Marruecos todavía estaba bajo el protectorado español. Allí pasó los primeros cuatro años de su vida y recuerda más bien poco, tan solo las navidades en su jardín “casi desértico”, dice, y el mar. En 1969 se trasladó a Zaragoza junto a su familia siguiendo el destino de su padre como coronel de infantería, su referente. Hija, sobrina, prima, nieta y bisnieta de militares, lo de Aramendía es totalmente vocacional. C...

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Begoña Aramendía Rodríguez de Austria nació en Sidi Ifni hace justo 60 años, cuando la ciudad de la costa sur de Marruecos todavía estaba bajo el protectorado español. Allí pasó los primeros cuatro años de su vida y recuerda más bien poco, tan solo las navidades en su jardín “casi desértico”, dice, y el mar. En 1969 se trasladó a Zaragoza junto a su familia siguiendo el destino de su padre como coronel de infantería, su referente. Hija, sobrina, prima, nieta y bisnieta de militares, lo de Aramendía es totalmente vocacional. Con una larga carrera a sus espaldas, se convirtió el pasado 12 de marzo en la tercera mujer en la historia de las Fuerzas Armadas en lucir dos estrellas en su uniforme verde oliva, pues su nombramiento como presidenta del Tribunal Militar Central (TMC), la primera mujer en la historia en ocupar ese cargo, llevaba asociado el ascenso a general de división, la máxima distinción en los Cuerpos Comunes.

La apariencia moderna y desenfadada que le da su look ―una melena cortísima de color amarillo chillón, casi blanco― contrasta con la seriedad y autoridad que desprende su “brillante” currículum, según los que la conocen. Basta un breve vistazo a su chaqueta para hacerse a la idea de la cantidad de misiones, cursos y medallas nacionales e internacionales que ha recibido a lo largo de los años. Ha pasado por la Armada y con el Ejército de Tierra ha estado desplegada en Kosovo, Afganistán, Bosnia-Herzegovina y Líbano. “Está super preparada”, describe un colega del Cuerpo Jurídico Militar de la Defensa. A partir de ahora, Aramendía será la cabeza visible de la jurisdicción militar y, en ese sentido, tendrá a su cargo unas 60 personas, aunque directamente, en el TMC, a cuatro vocales. “Este destino es muy bonito”, dice visiblemente contenta.

El TMC, con sede en Madrid, se encarga de los procedimientos penales y los recursos administrativos que vienen de los cinco Tribunales Territoriales (Madrid, Sevilla, Barcelona, A Coruña y Santa Cruz de Tenerife), pero con la particularidad de que en él solo se juzgan comportamientos desde comandantes o capitán de corbeta hasta generales de división o vicealmirantes, su equivalente en la Armada. Además, el TMC tiene jurisdicción en todo el país mientras que el resto, los procedimientos contra el empleo de teniente hasta comandante, se juzgan en el Tribunal Territorial competente según la región donde se haya cometido el presunto delito.

Entregada a sus dos pasiones; el Derecho, que lo estudió en la Universidad de Zaragoza, y la milicia, ingresó en la Academia Central de la Defensa (Carabanchel, Madrid) en 1989. Allí los alumnos se especializan en primer año en Derecho Militar y en segundo pasan una temporada rotando por los tres Ejércitos para después trabajar ya en un primer destino. En el caso de Aramendía, que prefería las Islas Canarias, Ceuta o Melilla, fue la Armada, donde realizó trabajos de asesoría jurídica.

“[Aramendía] No creará jurisprudencia, pero de alguna manera los tribunales [territoriales] tendrán en cuenta lo que ella diga”, aclara un interventor militar. De hecho, uno de los casos más sonados que ahora tendrá que dirimir este tribunal a cargo de la general Aramendía es el de Cerro Muriano, por el que se investiga la polémica muerte de dos militares en unos ejercicios en esa base cordobesa el 21 de diciembre de 2023 y que ahora está pendiente de recurso en el TMC. Una resolución que, anuncia, llegará muy brevemente.

La avalancha de trabajo como consecuencia de la parálisis en los tribunales territoriales va a ser importante. “Serán 200, 300 o 400 recursos administrativos. Hay mucho trabajo pendiente”, augura una fuente de la sala quinta del Tribunal Supremo, la militar, haciendo un cálculo de memoria. Los datos oficiales lo confirman: son 77 asuntos penales y 375 recursos contencioso-disciplinarios los procedimientos atrasados. “Ante la carga de trabajo existente, la única herramienta es trabajar con vocación y espíritu de servicio”, explica la presidenta que añade que dará prioridad a los casos con reo o fallecidos y heridos de gravedad porque detrás de ellos hay familias esperando recibir indemnizaciones, pensiones y queriendo cerrar duelos. En el gremio, por tanto, esperan que la general ―segunda en ascender a general de brigada, tercera en ascender a general de división y primera en presidir el TMC― “lo dinamice todo”. “En un año pretendo normalizar la jurisdicción militar”, dice desde su despacho de la céntrica calle de Princesa (Madrid).

“Independencia, imparcialidad, responsabilidad, dedicación y espíritu de servicio”. Eso es lo que promete Aramendía para esta nueva etapa profesional que inauguró el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con su nombramiento hace mes y medio y que espera ocupar durante los próximos tres años. Una de sus prioridades, dice, será la de “agilizar” esos procedimientos tras años de parálisis en la justicia para lo que considera “fundamental” la cobertura de los puestos vacantes en juzgados y tribunales militares. “Será un año difícil”, espeta. Tras la renovación del CGPJ los miembros de la jurisdicción militar han pasado de tan solo diez a 28 (de un total de 42 plazas). “El resto de puestos vacantes se irán publicando en fechas próximas”, avanza. Y es que de sus cuatro plazas de vocales dos ya están asignadas y las otras dos tardarán aún poco más lo que hace que el TMC tenga solo la mitad de gente para desatascar años de recursos atrasados.

La incorporación de la mujer como “esencial”

La general apuesta por la presencia de mujeres en las Fuerzas Armadas. Es “más conciliadora, intuitiva y tiene mayor sensibilidad en la toma de decisiones que conjuga con el ejercicio firme del mando”, y por eso considera su incorporación como “esencial”. Pese a que reconoce que la conciliación en este sector “es complicada” por la existencia de ejercicios, maniobras, navegaciones, despliegues y demás, no cree que el hecho de ser mujer penalice en las Fuerzas Armadas porque hay muchas medidas de conciliación para encontrar el equilibrio entre la vida personal y la vida profesional. “El equilibrio entre la conciliación y la operatividad de las unidades es fundamental”, dice. Aramendia defiende que todos, tanto hombres como mujeres, tienen “los mismos retos, derechos y deberes” con lo que las mujeres “pueden llegar donde se propongan con esfuerzo y dedicación”. Tras una pausa, ríe al ser preguntada si se considera feminista: “Si es defender que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres, entonces sí”, responde.

La nueva presidenta del TMC, lectora empedernida de libros de Historia, lleva la vocación de servicio en su ADN y no solo es exigente con ella misma, sino con los que la rodean, según algún conocido. Reconoce que tiene un concepto del trabajo muy perfeccionista para el que no hay horarios, pero tampoco límites, lo que ha hecho levantar la guardia a más de algún colega de la judicatura militar. Pese a que ella misma reconoce que su tiempo libre es “limitado”, saca algunos momentos para hacer natación, un deporte que practicaba a nivel profesional desde niña, cuando llegó a ser la quinta en Aragón en 200 metros braza. En verano encuentra su refugio en Combarro (Galicia) que, en la época navideña, cambia por Estados Unidos, donde vive uno de sus tres hermanos.


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